Un premio inmerecido

DSC00310Es difícil obtener un premio. Más difícil es merecerlo. Y es casi imposible rechazarlo.

No hay nada que cause más estrés a un periodista que un homenaje, premio o reconocimiento. No hay nada que sonroje más a un comunicador social que un elogio público. Estamos acostumbrados a la crítica y nos sorprende lo contrario. Hasta sospechamos de una palmada. En nuestro caso, no es que sea desconfiado sino más bien, descreído.

Dicen que los reconocimientos no se buscan ni se rechazan. Sin embargo, los periodistas profesionales no debemos aceptar reconocimientos de municipios ni de las tres ramas republicanas de gobierno así como tampoco de corporaciones con fines de lucro, monarquías (si las hubiera), juntas militares, asociaciones comerciales o clubes deportivos. Ese tipo de reconocimiento alude un tipo de complicidad. Y eso el pueblo no lo perdona.

¿Ustedes se imaginan a una federación deportiva premiando a un periodista que destapó una nota adversa a sus intereses, un partido político homenajeando a quien descubre sus mentiras, o a una organización comercial reconocer a quién fiscalizó sus gestiones para evadir sus responsabilidades fiscales? Eso nunca ocurrirá.

No se trata de una humildad forzada ni de un exhibicionismo parejero o menosprecio a quienes conceden los reconocimientos en el gobierno y el sector privado, sino fundamentalmente de un simple ejercicio de ética periodística.

Sabemos que los tiempos han cambiado, que el periodismo moderno es más comercial y aquella formula exitosa de antaño en la que se combinaban el propietario conservador, el editor liberal y el reportero radical ha sido cambiada por la del propietario politiquero, el editor sensacionalista y el reportero farandulero.

Por eso no es extraño que en medio de un noticiero o programa de noticias inserten una entrevista comercial pagada o ¨infomercial¨ con la voz del reportero ancla. Cambian los tiempos, los estilos y los enfoques pero no cambia la ética.

El único reconocimiento que los periodistas valoramos es el del pueblo. Por eso, y hasta ahora, solo había aceptado un reconocimiento, el de la fraternidad deportiva Nu Zeta Chi de Guayanilla, por tratarse de una organización deportiva no gubernamental y no comercial. Y porque siempre satisface ser apreciado por la gente de su barrio, pueblo o vecindario.

En esta ocasión, la Asociación de Escritores de Historia Deportiva del Sur (AEHD), con sede en Ponce, nos ha nominado junto a otros comunicadores del deporte para el Premio Eugenio Gómez Messorana por trayectoria en los medios de comunicación, en especial la Radio.

El Museo del Deporte de Ponce Francisco “Pancho” Coímbre será sede de la entrega de la Quinta Edición del Premio Eugenio Gómez Messorana a la excelencia del periodismo, comentario, narración y técnica radial deportiva, el sábado 31 de mayo del año en curso.

Los otros nominados son Raúl Cintrón Velázquez, Fernando Rivas Dominicci, Walter Ortiz Zavala y Héctor Meléndez. Raúl es la voz oficial del atletismo y el fondismo en Puerto Rico. Rivas Dominicci ha sido el director ejecutivo de la Asociación de Radiodifusores por los pasados 25 años. Walter es el portavoz oficial de la fanaticada rojinegra. Y Héctor es el mejor narrador de baloncesto de Puerto Rico.

Gómez Messorana fue el pionero en las transmisiones radiofónicas del Team Ponce de béisbol profesional en el campo deportivo Charles H. Terry. Fue el primer delegado de la novena ante la Liga de Béisbol Profesional y presidió la Fraternidad de Escritores de Deportes, Capitulo “Juan B. Román”, de Ponce en 1966. Como reportero deportivo se destacó en el periódico El Imparcial. Por su trayectoria fue exaltado a la Galería de los Inmortales del Deporte Ponceño en 1983 como Propulsor del Deporte.

Rafael “Rafy” Sepúlveda fue el primer recipiente de ese premio en 2010. También le ha sido conferido este premio a Luis R. Varela, Luis A “Wito” Morales, José “Pepén” Fernández, Pedro Carlos Lugo, Néstor Manuel Marrero, Martin Colón, Willie Batista, José “Pachy” Rodríguez, Vicente Reyes, Oscar Cruz y José “Cheo” Carrasquillo.

Los premios se dan este año en mayo, Mes de la Radio. La radio ha sido nuestra eterna compañera. En nuestra casa siempre se sintonizaba la WPAB de Ponce. Mi padre no se perdía La Tremenda Corte y a mi madre le gustaba el programa Club  550. En mi caso, las cápsulas mañaneras de Pedro Carlos Lugo y la Trinchera Deportiva de Luis Varela eran casi una religión. Cuando surgió Foro Deportivo con Pedro Carlos y Pepén era costumbre escucharlos al llegar de la cancha. Al lado de Pedro, Luis y Pepén, mi aportación es insignificante. El que ellos consideren que podemos ser incluidos en un círculo al que pertenecen por derecho propio es un honor que no podemos rechazar.

Por eso, luego de analizarlo detenidamente, hemos decidido aceptar esa gentileza porque se trata de una verdadera organización sin ánimo de lucro, una asociación de historiadores del deporte, el respeto que guardo por Gómez Mesorana y porque siempre satisface ser apreciado por compañeros que están activos escarbando en los archivos de las bibliotecas, las hojas estadísticas de las organizaciones deportivas y narrando los acontecimientos que forman parte de nuestra historia.

Aunque pensamos que nos falta mucho para poder merecer un premio, respetamos el criterio de la asociación, aceptamos la nominación y felicitamos a todos los nominados al Premio Eugenio Gómez Messorana de 2014.

Un reconocimiento como ese no se obtiene sin el respaldo de nuestra familia, nuestros amigos, nuestros vecinos y nuestros compañeros de trabajo. Y sin el favor de nuestros lectores y radioyentes mucho menos sería posible. Tampoco sería posible sin nuestros editores.

A nuestros editores agradecemos la oportunidad que nos han bridando de narrar a nuestro modo, lo que hemos podido ver como testigos de la ciudad.  Gracias por ayudarnos a mejorar los textos, por respetar la integridad de nuestros testimonios y por no alterar nuestras miradas. Fue un placer colaborar con sus proyectos.

A nuestros familiares, amigos, colegas, y vecinos, gracias por el respaldo, el respeto y el aliento. También a nuestros maestros, los de primaria, secundaria y la universidad. A todos ellos dedicamos este premio.